Presos

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Las mentiras vuelven y alimentan mis pesadillas; él regresa a ratos para devolverme al precipicio en el que me encontró, y yo me creo más fuerte, aún siendo mentira, más cabal, aún sin estarlo, y más en el camino, aún cuando sé que sigo en la misma cuerda floja de siempre…

Reflexionando...

Necesito reflexionar durante algunos días…
He vuelto a confiar en él y esta vez no sé si tiene sentido…
Tengo que parar el reloj y dedicarme tiempo a mí misma; reencontrarme en mi espacio y crear mi propia red.
No puedo luchar contra mis sentimientos, pero quizás pueda poner en orden mi cabeza

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“No podría vivir con nadie que no fueras tú”, y en realidad mentía porque ya estaba viviendo con ella; “Sólo te quiero a ti”, y volvía a mentir porque con quien dormía era con ella…
Y mintió hace dos días cuando me dijo que regresaría a casa, y cuando hablaba de nuestro niño, sin mencionar al otro que tendrá. Y yo estaba dispuesta a pasar por todo… a aceptar el juego. Confiaba en la victoria…

Ayer llamé a su casa de casualidad… y su hermana me confirmó lo que él no ha querido decirme: “Ya no vive aquí, no creo que pueda decirle que has llamado”. Colgué el teléfono y rompí a llorar. El resto os lo podéis imaginar… Y hoy sólo quiero emborracharme mientras empaqueto su ropa, sus pinturas y sus cuadros en una caja… porque la próxima conversación que tenga con él será para despedirme…

Sin piedad…

Eso es lo único que se viene a la cabeza cada vez que pienso él. Una mentira más que vuelve a colocarme en el precipicio, y una vez más que vuelvo a no entender esta actitud. Ir y venir de te quieros absurdos, de promesas que nunca va a cumplir y de te amos inventados que ya saben y huelen a sucio.
Me preguntó porqué esta obsesión y esta manera cruel de quererme; ayer volví a hundirme, pero hoy…, a pesar de no haber recuperado el aliento, almacenaré sus cosas para decirle adiós.

Tú, A., sólo dime a donde te las envío

En paréntesis

Nada que contar ni nada que gritar a “ese” que pasa por mi lado y observa mis pasos de bicho raro. Sí, ya sé, estoy alejada de la realidad y me cuesta centrarme en los hechos cotidianos. No me importaría que el mundo se detuviera ahora, aquí mismo; tampoco que corriera a la velocidad de la luz...

Ya sólo espero que “eso de tener cuerda para rato” no sea una vil metáfora (que él vuelva, de momento, lo dejamos en paréntesis)

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Su silencio vuelve a desestabilizar mi espacio…Y de nuevo las pesadillas, y ella que aniquila mi sueño, y su imagen, una y otra vez revoloteando sobre mi cabeza, y su futuro, que intuyo que ya no me pertenece, y la ausencia y este dolor…

Necesito mucho más que palabras para continuar…

Mi espera

Supongo que al final todo es cuestión de matices; desterrar los colores grises y aprender a mezclar el resto, una y otra vez…
A veces no consigo entenderme (tampoco a él), y reaparecen las cenizas del nosotros que construí en un tiempo diferente. Otras sé donde estoy, quien soy y a quien añoro, aunque tenga que remontarme al pasado para fijarlo.


Él tiene la última palabra… y yo he decido esperar y escucharla…
Seis meses, un año, dos…; quizás eso ya sea lo de menos. Simplemente, no puedo abandonar.

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Hoy…camino sola, con fuerza, sin mirar…
No sé cuanto tiempo durará, así que simplemente voy a disfrutarlo...

...

Sé que sólo es y será un espejismo…
Reconozco el sabor de la derrota, antes del fin. Demasiado tiempo jugando con fuego.
Sé que él aún no es capaz de entregarse como yo necesito y que sus manos volverán a marcharse, una vez más…
Sé donde estoy aunque no tenga ni idea de la razón que me empuja a permanecer.
Conozco sus silencios, y sus largos monólogos. Sigue perdido…

Y a pesar de todo, vuelvo a cruzar la línea sin mirar atrás, sin sopesar… y todavía con el nudo en la garganta “rezo” para que todo sea verdad (y sobre todo posible).

Vacíos...

Encadenando mis palabras

Me niego a aceptar que le he perdido para siempre...
... por eso... los silencios...

hoy... me quedé sin voz

...algún día

Un viernes más, un fin de semana cualquiera, sin motivos aparentes por los que luchar. A. sigue estando y yo sigo sin poder aceptar lo que tenemos, tendremos o vendrá. Me siento partícipe de un juego absurdo, que aún no tiene guión. Una travesura del destino que vuelve a colarme a los pies de ese abismo que detesto. Sin decisiones que tomar.., y sin papeles que interpretar; mi lugar como espectadora ha dejado de gustarme. Alguien tiene que perder con todo esto, y de antemano ya sé que seré yo. Y me empeño en buscar alternativas, y en esperar, y en olvidar… sabiendo que mi batalla, si es que algún día la hubo, ya está perdida.

Podría aceptarlo, tal vez empezar de nuevo, pero… no puedo hacerlo (aún no...)


Algún día, cuando tenga el suficiente valor para descargarlo de mi mente, os contaré la historia (él, ella y yo), sin metáforas, sin frases “pulidas”, sin garabatos. Y entonces, sólo entonces, quizás pueda remontar el vuelo.

Olvidar...

Volví a llorar… y sentí la punzada; un martillo golpeando las arterias. Jodida Impotencia…

Y sigo igual, porque la situación vuelve a desbordarme. Y él que promete e invade mi espacio, sólo a medias…Y que vuelve a marcharse y que reclama paciencia (mi paciencia) y una lealtad que no entiendo y que ni siquiera sé si tengo.
Podría seguir dando vueltas a la misma noria. Quizás no me quede otra que hacerlo toda la vida. Pero hoy sólo quiero cerrar los ojos y olvidar que está, que es y que le amo…

Estados de ánimo…

No tengo casi sensaciones (o quizás demasiadas para poder centrarme en una de ellas). La mayoría del tiempo sufro una especie de anestesia generalizada que me impide mover los músculos del alma.
Vida de cadáver…
Miradas perdidas, conversaciones que sólo se intuyen y palabras que se hacen ruido… en tan sólo un segundo.

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El amor no es un derecho; es un regalo. Y sólo los necios son capaces de darle la espalda.
Sí, pensaba en A.

Hablando de "curvas"

Una madre histérica al otro lado del teléfono; un piso que alquilar, que compartir o desterrar, un préstamo que pedir al banco; A. que aparece y desaparece al compás de una música que empiezo a aborrecer; una cuenta pendiente; alguien que se va (demasiado lejos); un sueldo que ya no se estira y que sólo se encoge; un querer y no poder; un amor bajo el yugo del miedo y de lo imposible; un no desconectar; un no dormir; un no centrarme; una vida sin vivir…

Y después yo, justo en medio del caos…

¿Quién dijo eso de "Autopista hacia el cielo"?

Un ratito

Me voy a quedar un ratito, aquí, en silencio, observando. No intento pensar, ni meditar; sólo estar…

Llegar a casa y elevar mis manos sobre la ducha y calentar una taza de té y acariciar las tapas de ese viejo libro que nunca leí y escuchar las voces de los niños del parque, y acurrucarme junto a mi perro y quedarme media dormida… sabiendo que quizás alguien tenga aún alguna buena sorpresa para mí.

¿Nos arropamos?

Mucho más que una pesadilla

Desde hace unas semanas soy incapaz de incorporarme al sueño. Me despierto envuelta en sudores fríos, casi rozando el llanto. Abro los ojos y él no está. Sólo consigo arrancarle una mirada a mi perro, que parece aún más asustado que yo. En el fondo me tranquiliza; lo que he visto ahí dentro no me gusta; es más me aterroriza. Es como si cada noche reviviera por primera vez la sensación de pérdida; él alejándose, él en brazos de otra mujer, él paseando con un niño que no es nuestro...
De día puedo controlarlo, disimularlo o matizarlo (todo depende del momento), pero de noche (cada noche) ... vuelvo a perder la "batalla"...

...

De nuevo las curvas y aquella imagen, aún imborrable, de sus fotos sobre la pantalla de mi ordenador. Miles de horas perdidas, pienso, luchando contra el mismo barco y observando sin saber a donde mirar. Él me colocó en este sitio, y ella se encarga, con su entrada triunfal, de recordármelo.
Podría (debería) darles la espalda a los dos, pero sigo viéndome en sus ojos... y sigo esperando, sentada, que mi mar, que también es el suyo, se calme...
Digamos que... no puedo hacer otra cosa

...

Imparable...
Salvaje...
Imprevisible...









Sinceramente..., no creo que sea capaz de esquivarlo

Una sentencia?

Podría ser y sentir como una colilla a punto de consumirse. La realidad me supera; también el desgarro. Aún así consigo mantenerme sin soltar ni una sola lágrima, aunque por dentro estén explotando los demonios. Lo decidí hace tiempo; no volveré a subirme a esa noria (no así) y no volveré a permitir que nadie ni nada arroje por la borda todo lo que he conseguido. No pienso, por mucho que duela, olvidarme de MÍ.

Sin... censuras

He dejado de dar explicaciones y de buscar sentido a cada uno de mis actos. Soy lo que soy y lo que quiero o puedo ser (ni siquiera me lo planteo). Me siento bien conmigo misma, y sólo a veces siento esa punzada del desamor que amenaza con dejarme inválida. Hoy tampoco importa; he aprendido a controlar a mis fantasmas...

A. sigue siendo lo mejor que he tenido, si es que algún día fui poseedora de algo... El final de mi historia se lo he regalado al tiempo; quizás él sepa hacerlo mejor que yo.

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Vuelvo a levantarme después de la caída. Y sin motivos... por primera vez. De hecho, nada marcha bien. A., mi casa, las ausencias, R., que de repente se ha convertido en un extraño, este trabajo... Pero a pesar de todo consigo mirarme y verme (en ocasiones) fuerte, capaz... Y hoy sé que no merece la pena sufrir en nombre de nadie (no así). Las cosas pasan, suceden y sólo algunas se solucionan, pero cuando no está en tus manos... llorar es simplemente absurdo.

Paremos el reloj... ;empieza una nueva vida

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He intentado durante meses vivir sin él. Besar otras manos, recuperar la risa de una tarde entre cervezas y encontrar aficiones en realidad absurdas pero que servían para "matar" mi tiempo. He luchado contra mis sentimientos y he dado golpes a este corazón maldito que se niega a seguir a la cordura. Di un portazo a los recuerdos y adorné mi sitio de nuevos colores. Pero él sigue siendo y estando en mi cabeza (sin remedio). Él sigue susurrando te quieros e inventando futuros. Y de nuevo me quedo a medias... porque vuelvo a engancharme y vuelvo a caer, y esta ha sido la más fuerte; quizás por real, por irremediable, por caprichosa...
Y seguimos..., aunque no tengo ni idea de donde

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... Pensé que volvería. Estaba segura. Nos habíamos visto un par de veces y siempre encontraba ese brillo en sus ojos que valía más que una sola de sus palabras. Había empezado a reorganizar mi espacio para devolver el sitio del que un día se marchó. Quería volverlo a intentar, aunque sabía que no sería nada fácil. Enfrentarme a mi familia era sólo una de las barreras. No me importó; estaba dispuesta a luchar contra todo. Pero a veces, es verdad, la vida se encarga de “jugar” a ser Dios y reinventa nuevos obstáculos, y nuevos muros y más lágrimas. Todo por eso de orden y a una rapidez casi de vértigo. Y eso fue justamente lo que pasó anoche. Los detalles y el porqué de la existencia de un muro casi infranqueable lo guardo para mí porque ni siquiera sé si podría volverlo a repetir sin gritar al destino que es un grandísimo “hijo de puta”. Y aquí estoy... preparada para continuar el camino (sola). En el fondo, es probable que sea yo la que esté ganando la partida aunque tenga la sensación de haberlo perdido todo. En el fondo, es más que probable que sea él el que termine odiando su nueva vida, si es que la tiene y si es que la hay. Pero no quiero mentirme (no aquí), porque todos sabemos que seré yo la que le echaré de menos a cada instante.

Sin salida.....

Le oigo hablar del amor y me encojo de rabia porque no sabe hasta donde puede llegar
Le oigo divagar sobre futuros en los que también aparece mi nombre y le escucho con la devoción de los imbéciles sin remedio.

Y... a veces no sé porqué cojones no me doy la vuelta cada vez que va a empezar a hablar

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Sentí un fuerte dolor en el pecho. De nuevo, mi subconsciente intentaba jugarme una mala pasada. A y los recuerdos; A y aquellas mujeres que un día conocí; A y aquel futuro, y este amor, del que aún no puedo ni quiero librarme.

Pero seguimos, por supuesto... (de eso se trata)

Mi camino

Sé que al final hay un millón de historias que descubrir... y yo ya he dejado de tener miedo

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Esta noche tengo una cita... con mi infancia

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Hoy me he despertado con una sensación extraña...
Quizás ayer hablé demasiado y escupí alguna que otra palabra subidita de tono. No me siento culpable, tampoco triste. Por fin puedo hablar por mí y de mí porque a estas alturas, sinceramente, me importa un BLEDO agradar a los demás.

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Estoy harta de las miradas vigilantes que amenazan con saltar sobre mi cadáver al más mínimo desliz...

Y no quiero que me entiendan, ni que compartan mi dolor; ni siquiera busco en ellos un abrazo. Nadie es dueño de uno; así que ¿por qué tienen que empeñarse en ser dueños de los demás?

Mi despedida

Prometió una llamada y un encuentro... y esperé durante horas... Ni siquiera pesaban los segundos; sólo observaba a través de la ventana. Y me quedé allí, quieta, inmóvil, esperando... Al final de la noche arrojé lo poco o lo mucho que quedaba de “nosotros” y me despedí de él, a mi manera y a solas.

Marionetas

Volvía de casa de R. con el corazón enlazado... y su llamada, después de más de un mes de silencio, volvió a colocarme justo al borde del precipicio. Sentí el calor, las nauseas, el mareo... y de nuevo esa sensación maldita de amarle más de lo necesario y más también de lo justo.Tendría que haberle mandado al infierno, pero mi voz no siguió mis pasos y a través del hilo del teléfono se escapó un te quiero inmenso y rotundo que me recordó que aún... sigo estando en sus manos...

un segundo

Esta mañana me he despertado con los brazos de R. enlazados a mi cuerpo. Ha sido un segundo... , pero no he podido evitar preguntarme qué estaría haciendo él.

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Hace días que no sueño con A. Es como si me mente se hubiera encargado de aniquilarlo; sin llamadas, sin voces, sin sueños... Sólo recibo el “golpe” cuando veo sus cuadros o abro ese lado del armario que era suyo y en el que aún guardo su ropa. Mi casa sigue intacta; libros, pinceles, lienzos, pinturas, su papel de fumar..., y aún, como una idiota, me pregunto que pasará si él decide regresar...

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Un tropiezo casual...
Y la promesa escrita sobre una mesa de no engancharnos más de la cuenta
Y un día que pasa y otro en el que no podemos dejar de vernos...
No sé ni lo que es... ni lo que significa.
Me da pánico volver a sentir... y ver aparecer a A. con su risa y ser yo la que diga adiós.

Sin A....

La vida sin A. por fin empieza a cobrar sentido, y no es por el pasado ni por los viejos amigos que, de repente, vienen a vivir a esta ciudad. Supongo que me he acostumbrado a seguir el camino sin él. Sus silencios, esa es la verdad, me lo ponen fácil. Hace más de tres semanas que no escucho su voz ni sé en qué lugar vive; hoy tampoco me importa. He dejado de estar encerrada en su burbuja y soy capaz de ver todo un mundo al final de mi viaje....
Crucemos los dedos...

El pasado tiene formas

Él no es el mismo. Supongo que el tiempo pasa por todos y juega a hacer aristas sobre nuestros cuerpos. Conserva, eso sí, esa mirada de niño malo y el mismo “lenguaje” extraño de entonces. Diez años... y aún me conmueven los recuerdos. Ni busco ni quiero un sustituto...
...me conformo con una charla agradable. Nada más...
Hemos vuelto a quedar... una película, una copa, y un abrazo entre las sábanas... y ¿por qué no?

Un viaje al pasado

De nuevo en la oficina, con las pilas recargadas esta vez y ganas de apretar los dientes, por si se me escapa una risa idiota. Reencontrarte con el pasado siempre es un lujo... ; antiguos amores, aquel banco del parque...; teníamos tanta vida... Y después de 10 años, él, que regresa callado y en silencio... , casi de puntillas, y yo, que quiero volver a conocerle. Sigo sin tener prisa... vuelvo a tener 17 y todo el tiempo del mundo.

... el pueblo

La oficina está prácticamente vacía. A mi lado, una gran mochila roja y un billete de autobús. No tengo prisa... sé que allí, igual que cuando era niña, me encontraré con todas las puertas abiertas.
Nos vemos a la vuelta.

Nube, cielo, (siempre) gracias...

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En estos dos últimos años me he caído tantas veces.... que ya ni siquiera sé a qué saben los golpes. He descubierto mi fragilidad, mi rabia, y el amor desde todos los puntos de vista. He aprendido que se puede llorar sin soltar ni una sola lágrima, y que siempre hay un mañana, y un motivo para levantarse (una y otra vez). He conseguido ser más fuerte, aunque aún no lo parezca, porque en cada una de mis caídas he visto al peor de mis demonios y he rozado la más cruel de las locuras (la autodestrucción). He entendido que no hay más compañero de viaje que uno mismo, a pesar de lo que digan esos malditos cuentos que leía de pequeña. He aceptado que vivir significa afrontar los contratiempos y silenciar el llanto y atrapar la risa... , y que cualquier sitio es bueno para empezar.
No quiero perder más tiempo, hoy no...

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Decir que he perdido el norte sólo sería una ironía absurda o una mentira a medias. Hace tiempo que no hay horizontes en mi camino. Sin salida, sin llaves, sin puertas, sin ganas... y con una “bomba” dentro mí a punto de estallar. Intentaron ayudarme, es cierto, pero la mayoría claudicó ante la gran evidencia: sin remedio; desclasificada; out.

Algunos siguen luchando en mi nombre porque yo perdí el valor de luchar por mí. Tengo que arreglarlo... pero no sé por donde empezar...

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Un regreso a la infancia y el olor a familia, por todas partes. Una semana para olvidar y sentar las bases de esa nueva vida que estoy dispuesta a comenzar. El regreso difícil, como casi todo, pero me ha encantado abrir esta puerta y veros de nuevo en el barco.
Empezamos....

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A veces hay que expulsar el dolor y la rabia de alguna manera. Yo llevaba mucho tiempo negándome a mi misma ese derecho. Y anoche lloré, grité y escupí a los demonios. El resto fue cosa del alcohol...

Aún no me he levantado del suelo. Y la verdad, hoy (maldita sea) sólo quiero que sea él quien me recoja.... Perdonadme, pero lo de andar lo dejamos para otro día

Mentiras

Demasiado tiempo sin saber de él... y demasiados segundos, quizás, perdidos en su recuerdo. Por fuera parece que salgo del bache, y me miento a mí misma y a los demás para mirarme al espejo y seguir... , pero en el fondo sólo estoy buscando sus ojos en otro rostro, como si fuera a ocurrir el milagro.

Gracias Nube! Me guardo la invitación en el bolsillo por si de repente me da por volar....
Hay gente especial en el mundo, y tú, sin duda, eres una.

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He dejado de observar mis pasos... ; ahora simplemente me dejo llevar.

Y...

Una llamada que se ha convertido en una “cita” para cenar. Un mensaje que decía preciosa. Y un reencuentro con la “nueva luz”. Y A. sin aparecer, sin llamar, sin saber...

...

Su ausencia, cada día más real y palpable, se está convirtiendo en un arma de doble filo. La renovada independencia que sentía hace tan sólo unos días se ha vuelto a convertir en la soledad maldita y cruel de los vagabundos. Sigo sin encontrar el camino, aunque me empeñe en gritar que ya lo he conseguido... y en medio yo y mi promesa de no volver a caer...

Solos

Mi mente volvió a traicionarme y llenó mis sueños de recuerdos. No lloré, sólo me acurruqué sobre mi cuerpo en un inmenso abrazo porque ahora, me guste o no, sé que estamos solos.

..

Su voz me dijo que me quería, pero yo ya he dejado de creer en las palabras...
Lo siento, amor; esta vez elijo ser yo...

Su infierno

Hace tan sólo una semana le hubiera esperado el resto de mi vida, pero ahora los matices de mi espera han cambiado, y él lo supo ayer, cuando me miró a los ojos. Evité el abrazo del reencuentro, las caricias...y le conté que ahora, sin él, estaba bien. Le dolió escuchar mis historias porque siempre pensó que guardaría su ausencia, con la resignación del principio. Le dolió oírme decir que quizás el día que él decidiera volver yo ya no estaría. Le hirió mi actitud, mis formas, mi renovada independencia...
Al final de la noche..., él, el herido, el dolido, el ultrajado... volvió a jugármela, y yo, por primera vez en mi vida, le mandé al infierno.

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Es la primera vez que soy consciente de ser “infiel”, aunque él ya no esté conmigo. Lo siento como una traición a aquella lucha, a aquel nosotros y a ese regreso que él me prometió... ; también a nuestro espacio, que aún sigue intacto en mi casa...., aguardando que termine el dichoso “paréntesis” que A. decía necesitar. Demasiado tiempo, imagino, esperando... para olvidar que otras manos han conseguido “tocarme” el alma.
Aún no sé que significa... pero ¿por qué no averiguarlo?. Ahora, hoy, mañana... tengo todo el tiempo del mundo...

Y al fondo...la luz

Una nueva sonrisa, unas nuevas manos, un nuevo rostro al que mirar, sin prejuicios, sin reproches, sin mentiras, y con esa bendita inocencia que sólo da la primera vez.

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Guardando aún el bote de esperanza en el bolsillo... ... por si falla, por si sigue siendo mentira, por si vuelvo a equivocarme...

Ausencias

Empecé a escribir aquí porque necesitaba gritar y gritarme a mí misma las cosas que silenciaba a los demás. Pero ahora, este quizaspensabaenti, es mucho más que eso. Es mi casa, mi refugio y el espacio al que siempre regreso, entre otras cosas, para encontraros. Y como en la vida real, aquí también duelen las ausencias... El_Extranjero, Nube, Angelus, Aradalion, Seriak... y ahora también Lou... Un beso a todos. Sigo esperando vuestro regreso

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La vida te pone pruebas, eso ya lo sabía, pero... joder... ¿una carrera de obstáculos?

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No deja de ser absurdo.... me digo a mí misma, la manera en que me aferro a él y a lo recuerdos. Hoy lo daría todo porque volviera pero también todo para olvidarlo...

El final, feliz o no, creo que va para largo...

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Una sola palabra vuelve a abrir las ventanas de mi casa y de mi alma... y de nuevo el portazo, que acaba por llegar siempre, y entonces me escondo y vuelvo a buscarme, en un intento casi desesperado por recuperar el olvido.... Irremediable la entrega, el dolor, la lucha, la derrota e imposible renunciar a la última esperanza.

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El recuerdo me ha despertado esta mañana y aún no he podido sacudírmelo
Hoy... tengo un mal día

Un brindis

Yo hoy también brindo con champán

Resumiendo

Muchas llamadas esperando una cita, demasiados mensajes invitándome a una cena..., y nombres que empiezan a aparecer en mi rutina... y él sigue sin estar, sin llamar, sin preguntarse; él, que es el único que me importa...

Resumiendo, me duele el alma

Sin palabras

Hoy me rindo ante la evidencia...
... de este maldito silencio

Mañana, ya veremos que hago con mis palabras

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Vi otros cuerpos, besé otros labios y otras manos acariciaron mi rostro... pero ninguno de ellos supo como tocarme el alma.

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Fin de semana fuera, y de nuevo el regreso... Cada vez más difícil...; sólo entrar en esta ciudad supone para mí un ejercicio de valor y de fortaleza que aún no tengo. Un ejercicio que siempre sale mal, porque luego llega el barrio y la casa y el salón y la habitación....Y entonces pienso que daría mi vida por volver a escuchar sus llaves detrás de mi puerta. Creo que hoy... necesito un abrazo.

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¿Y por qué me niego aún a llamarlo ruptura?
... para mí sigue siendo sólo "un tiempo"

La traición del subconsciente

Un nuevo sueño en forma de pesadilla. A. volvía a enamorarse y ella no era yo. El dolor parecía tan real que ha conseguido despertarme...

El regreso (X)

Estaba releyendo mis post en un intento por descubrir la imagen que doy y que tengo. Patética; esa ha sido mi primera impresión. También valdría derrotada, angustiada y hasta famélica, en el sentido más amplio de la palabra. Y me he dado cuenta, sin querer, de algo: no puedo seguir derrochando lágrimas, vida y tiempo por algo que se perdió. Tomar las riendas es cosa mía, y soy yo la única que puede parar el reloj y detener el llanto. Sin aptitud no hay éxito. Intentemos cambiarlo...

El regreso (IX)

Hoy...
Me gustaría escuchar su voz al otro lado del teléfono y ese cielo que paraliza el mundo, y el susurro del amor entre sus dientes, y aquel te quiero que prometió una vez. Hoy desearía volver al principio y rescatar lo poco o lo mucho que falló. Hoy... podría hacerlo todo por él, y sin embargo me quedaré aquí sentada..., esperando...

Sinceramente, no puedo vivir sin él (hoy, no)

El regreso (VIII)

De rodillas frente a la vida, con lágrimas en el pecho, sin muros ni brazos a los que aferrarme. Perdida en el peor de los delirios. Sin norte, sin sur... sin él

El regreso (VII)

Hoy... estoy sin palabras...
No sé que deciros; tampoco que decirme a mí misma. Es como si por un segundo mi cabeza prefiriera el silencio a pensar.

El regreso (VI)

Tiempo de inquietud, de inseguridades, de miedo, de puertas que se abren y cierran al compás de una mirada, sueños rotos en nombre de alguien que desconozco y un futuro partido por la mitad por culpa de una sombra. Apaciguar el dolor con un “todo volverá a su sitio” ha dejado de valer; también los “te echaría tanto de menos... si te perdiera”. Ya nada vale porque en medio de mi abismo sobran las palabras...

El regreso (V)

Sigo esperando que llegue ese día en que pueda gritarle al mundo que quiero hacerlo sin él...

El regreso (IV)

Me pregunto cuantas partes tendrá este regreso. Ya vamos por el IV y es como si nunca hubiera empezado. Me pregunto si tendré fuerzas para continuar y si podré ahuyentar a esos fantasmas que me suplican un nuevo “retiro” espiritual. Se me agotaron las ganas de vivir... Así de absurdo y así de brutal. Supongo que esta punzada, casi enfermiza, es fruto de un dolor que a ratos se me antoja pasajero, pero que en ocasiones logra “desequilibrarme”. Entiendo que todo esto pasa, que ahora debo abandonar aquel trato que hice con la vida, para hacer uno nuevo conmigo misma, que ya va siendo hora... (vamos, digo yo)

El regreso (III)

Lloré hasta caer rendida. Y el sueño me traicionó y posó sus manos sobre mi boca; una imagen vale más que mil palabras. Abrí los ojos y sentí el temblor de mi cuerpo, de nuevo amenazante. Preámbulo de lo que pasaría después: miedo, soledad, angustia y más llanto.
Algunos piensan que dramatizo... al fin y al cabo, ellos no están en mi corazón.

El regreso (II)

Me propuse comenzar a andar, reorganizar mi espacio, comprender que “yo” no sólo era un pronombre, averiguar donde estaba el camino y donde la luz, aceptar mi pasado para afrontar un nuevo futuro, y olvidar, olvidar... que existió un nosotros más allá de las palabras... Olvidarlo todo... para poder recordarme a mí.
Pero, claro, eso era allí

El regreso (I)

Regresar fue difícil. Estar aquí... casi un infierno.
Llanto, dolor, pena, ira, nervios, cansancio, vomitonas, silencio... y a vueltas con lo de siempre.Tan sólo llevo aquí un día y ya intuyo que no seré capaz de continuar...

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Sábado… El calor en esta ciudad resulta asfixiante. Lo que me espera a lo largo del día tampoco me convence. Creo que me estoy convirtiendo en una especie de momia. Sus recuerdos se agolpan en mi cabeza a cada segundo. De repente, en la calle, aparece su imagen, y mis ojos se agrietan y se humedecen. No puedo evitarlo y entonces me giro, sacudo mis lágrimas, e inició una conversación con alguien; siempre absurda, aunque el otro no lo sea. El problema soy yo termino diciendo ante su inquietante mirada. Y vuelvo sobre mis pasos buscando el refugio que nunca encontré, y un nuevo interlocutor se abalanza sobre mí: ¿Cómo estás? No tengo tiempo de contestar… él o ella toma la alternativa y sentencia: “No te preocupes. Todo pasa. Además, seguro que era un gilipollas”. Y te guiñan un ojo y se van, seguros, felices, de haber contribuido a la causa. En realidad, quiero contestar la pregunta… Estoy mal, sí, porque además, lo único que encuentro por ahí son patanes con un mal disfraz.

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No hablar… significa aceptar la despedida, entender que hay un adiós sin vuelta, intuir nuevas mujeres en sus pinturas, saber que él ha empezado a vivir sin mí, y que yo debo reorganizar mi espacio. Claro, pienso, de eso se trata…, ¿no?

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Hablar con él significa...
perder la perspectiva de las cosas, tapizar la realidad de palabras y olvidar porqué he venido y porqué me marché.
... Seguimos luchando...

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Me encuentro mejor. Quizás sea el aire de esta ciudad o esta sensación que me acompaña todo el día de querer y “poder” salir a flote. De momento, seguiré aquí; me da pánico regresar y subirme de nuevo a esa “noria” de la que he caído tantas veces. Aquí soy más fuerte, más yo, y más mujer que antes. Aquí soy muchas de las cosas que perdí y algunas nuevas que me están ayudando a ver que sí, es cierto, hay otros mundos más allá de él.

Curar... mi alma

Hay decisiones difíciles
Decisiones que se toman en contra del amor y a favor de la razón…. Decisiones que duelen, que asfixian, que matan. Decisiones premeditadas o casi obligadas…
Esta tiene un poco de todas y un mucho de otras que se me escapan o prefiero no mencionar. He zanjado algunos temas pendientes en el trabajo, he hecho mi maleta y he vuelto a casa. Aún no sé por cuanto tiempo. Aquí, rodeada de los míos, siento casi con más fuerza, el dolor de la ausencia. Es una punzada interna, una pena que va más allá de las palabras… una sensación de pérdida brutal…. Inexplicable quizás por lo absurdo también de los hechos.
Él sabe que estoy aquí…. pero creo que aún desconoce que he venido para curarme… para curarme de él.

...

Sus “golpes” han dejado de doler. Es como si mi mente ya conociera el final de la historia y estuviera preparada para afrontar la caída. Siempre... en la misma noria, sin posibilidad de parar, sin ganas de gritar desde las alturas.
Tengo la sensación de que ahí abajo ya no queda nadie....

Señales ¿divinas?

Un fin de semana lejos de esta ciudad... para olvidar, meditar, recuperar, encontrar y renovar mi espacio. Una huida hacia el infinito, esta vez, con más sentido que nunca. Le “vi” muchas veces.... Parecía que el destino se empeñaba en recordarme donde estaba mi sitio y donde había dejado el amor. No quise escucharle (señales absurdas, pensé). Pero ... ¿qué posibilidades hay de salir un sábado por la noche con un grupo de gente, hasta el momento desconocidos, y que te hablen de uno de los mejores bares de la zona, y que al entrar te des cuenta que ese puto bar se llama como él? Joder, en mi pueblo los bares se llaman “Desigual”, “La rana verde” o “El cambalache”. En fin, pues allí estaba yo, con la copa en la mano, intentado olvidar lo inolvidable porque un gracioso, imaginemos el dueño, había decidido repartir por todos los rincones del local el dichoso nombrecito: en las esquinas, en las plataformas, en las camisetas de los camareros... Y bien grande claro, porque ya se sabe, por la noche y con tres whiskys, se lee peor.

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Maldita sea! No puedo dejar de llorar

a A.

Me niego a escuchar más mentiras; a vivir con la sombra de la duda; a sentir por los dos; a seguirte. Me niego a hipotecar lo poco que queda de mí en nombre de algo que nunca existió y que nunca me diste. Hablar es tan fácil....
Trabajé durante mucho tiempo, luché incluso en los momentos en los que tendría que haber cerrado la puerta, sacrifiqué mi corazón, vendí mi cuerpo, y usé todo lo que tenía para darte cosas que quizás no se puedan ni deban contar. Lo perdoné todo, aún sabiendo que cometía el peor de los errores. Me entregué, sin preguntas, sin reproches. Adopté tus gestos, tu forma de ser, tus gustos... como si fueran míos, porque te quería por encima de todo. Vi a través de tus ojos e intenté entender y aceptar tu dolor, tus distancias, tus silencios, tus muecas, tus vicios y esas malditas pesadillas. No logré entenderlo, pero lo acepté como parte del nosotros; era mi particular trato con la vida.
Creo que jamás has respetado nada que no sea a ti mismo. No fuiste capaz de respetar mi dolor, ni mi amor, ni mi entrega, ni las lágrimas que escupí..., tantas noches. No quisiste mirar más allá de tu puto ombligo. Y es probable que nunca lo hagas. Para ti el mundo eres tú y lo que te apetece. Y así funciona todo en tu cabeza.
Me cansé, sí, de esperarte sentada, desnuda, sin armas. Me cansé de intentar olvidar lo inolvidable, de perdonar lo imposible. Me cansé de ser una marioneta en tus manos sin más aliento que el tú creías adecuado proporcionarme. Un día me dijiste que eras un “seductor profesional”. Entonces no le di importancia, pero ahora sé a lo que te referías. Supongo que es cuestión de matices; para mí “eso” es ser un mierda (sin más).


Lo siento, amor, pero como diría Fryda: “de todos mis accidentes, tú has sido el peor”

Cosas de madres

¿Cuántos hombres habrá en el planeta? O incluso ¿cuántos en esta ciudad?
Y entonces... ¿por qué creer que él es el único?

PD: Mi madre lo vio el primer día: “Lo sé; estás enamorada hasta las trancas”.

...

Hablar de mi fortaleza no deja de ser una estupidez, sobre todo cuando el peso de la pena y la desgana me recuerdan a cada momento que sigo siendo una mujer débil.

Le echo tanto de menos que hoy sería capaz de detener el tiempo y el mundo para recuperarle. Le amo tanto que hoy podría hacer como si no existiera y colarme entre sus carnes para que ellas me devoraran. Quedarme ahí dentro... para siempre.

Él dice que volverá a casa.... y creo que eso es lo único que me mantiene con vida (a veces).

Inevitable..., supongo

Espejismos

Mi vida se ha convertido en un espejismo. Amigos, Abrazos, Amantes, Amores... , y en medio yo, más fuerte que nunca, más consciente, más real.

Navegar entre dos aguas con la mentira como compañero fue difícil. Hoy prefiero ahogarme a seguir escuchando sólo palabras.

...

Quería escribir... algo bonito, tal vez divertido. Quería contaros que estoy bien o que al menos soy capaz de sobrellevar su ausencia. Pretendía mentirme a mí misma y gritarle al mundo que puedo hacerlo sin él. Pero la realidad es otra... y por eso hoy... me conformo con seguir respirando.

...

Estoy tan concentrada en no abandonarme que apenas tengo tiempo para llorar. En el fondo, imagino que son buenas noticias.

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Creo que antes estaba mintiendo.... porque la mujer del espejo se acaba de quedar sin rostro. Supongo que en eso consiste precisamente: en levantarse una y otra vez.

...

Una nueva conversación y un nuevo alejamiento. Mantenerse al margen lo llama él. Yo... prefiero no ponerle nombre. Se marchó con un “tú eres mi amor”. No pude responderle...

Esta mañana al levantarme le he gritado al espejo: Puedes hacerlo. Y al otro lado, he visto los ojos de una mujer que asentía con la cabeza...

Sola

El tiempo... transcurrió lento, callado y el silencio hizo de las suyas, en mitad de la noche. Sola frente a un televisor encendido, sin escuchar, sin ver. Sola ante el espejo intentando reconocer mi cuerpo. Sola, sin más.
Mi lista era sólo una excusa para no pensar... pero pensé, quizás demasiado. Hice muchas preguntas y escupí respuestas incoherentes. Resbalé sobre mi propio espacio y me giré para verle... pero él no estaba... y por primera vez no me sentí tan mal.

Hoy ha regresado el nudo a mi garganta... pero ¿qué importa?, me digo a mí misma; ya pasará.

mi lista

Viernes y un largo fin de semana por delante para hacer todas esas cosas que siempre dejo para el último momento.... Estaré sola y he hecho un lista...
Ahí va:
Darme un baño
Tomar el sol
Ir al teatro
Ver esa película que aún guardo en mi mesilla de noche
Dormir
Comer comida china (sin parar)
No pensar (en él)
Relajarme
Mirarme
Mimarme

..... y también tengo que... limpiar la casa, ordenar los armarios, poner lavadoras, tender, ir a la compra, organizar el trastero, descolgar las cortinas, pelearme con la compañía de Internet (sigue sin funcionar), arreglar el video...
Pero ¿sabéis qué? Estoy deseando que empiece MI fin de semana (sin él)

...

Hay alguien muy especial en mi vida...
Aprendí muchas cosas a su lado; otras prefiero olvidarlas porque aún duele. Ese alguien, que llamaremos “infinito” (es un guiño), me ha demostrado que a pesar de todo y de todos siempre tendrá un momento para pararse, observarme y darme un abrazo.
Gracias..., cariño... Gracias

De él hoy... ni hablamos

Un juego... cruel

No entiendo las reglas de este juego. Tampoco sé si tendré suficiente valor y coraje para terminar la partida. Es probable que acabe resguardándome en alguna casilla de esas de seguridad para evitar los embites de mi contrincante. O quizás deje simplemente devorarme para volver a casa, con los míos, mientras él y/o ella avanzan 20.

Él habla de futuro... Yo de momento cierro los ojos...
Tengo... tanto miedo...

Este ir y venir...

Siento que no consigo hacerme entender, aunque claro teniendo en cuenta mi situación y este ir y venir de te quieros, lo mismo es hasta normal. Os imagino sentados en vuestras sillas, leyendo las mismas palabras una y otra vez; sin tregua. Os imagino resoplando... y quizás dando golpes sobre el teclado... Pero, ¿qué le digo yo ahora a esta?. Sí, ya sé...
Pero ¿qué se hace cuando el hombre que amas te abraza y te dice que te quiere, que no puede vivir sin ti, que le duele no verte, que sólo se trata de convivir, de ponerse de acuerdo...? ¿cómo separarte de sus brazos si sus ojos te ruegan quedarte? ¿cómo renunciar así, sin más?

Soy consciente de muchas cosas..., pero este maldito corazón se niega a seguirme...

...

No pensar... aunque sólo sea durante unos días (también aquí)
Desconectar... para recuperar mis recuerdos
Olvidar... y aprender a caminar de nuevo, sin prisas, sin miedo...

Volvimos a hablar en mitad de la noche. Reconoció que de nuevo había intentado tomar distancias; alejarse de mí y de mi vida para recomponer, de algún modo, su cabeza, sus fantasmas, su pasado. Reconoció su amor, su miedo, su lucha, y también ese dolor que le impide estar lejos de mí más de un día. Para mí eso tiene un nombre..., pero él aún es incapaz de “aceptarlo”.
Me exigió palabras... que yo no tenía
Soluciones imposibles...
“Vuelve con ella” o “apuesta por mí”, le dije... y él entonces....

Me pidió ayuda... para superarlo (juntos)
Compromiso, lealtad, cariño...
Esfuerzo, ganas, y hechos....

Y no me preguntéis que estoy haciendo.... porque no tengo ni puta idea

Hundida... esa es la palabra....

Hundida porque ayer me dijo que yo debería tener otra actitud, que la tristeza que reflejaban mis ojos sólo empeoraba las cosas, que ahora mi “papel” consistía en seducirle... Me miré entonces las manos y observé como caían las lágrimas. Rebotaban contra mí, como si fueran piedras. Ya no sabía ni sé que debo hacer. Creo que para él la palabra amor no significa lo mismo que para el resto de mundo.
Y yo soy una imbécil por permitir.... todo esto

...

A veces sientes que las palabras se agotan.... que desearías escupir de alguna manera todo lo que llevas dentro... Contarle y contarte a ti misma cómo, porqué y cuándo. Pero siempre gana la partida el silencio porque las palabras ya no valen ni pueden expresar este dolor. Me gustaría cogerle del brazo y suplicarle... suplicarle hasta quedar rendida que no se marche, que no se aleje del “nosotros”, y que vuelva a hacerme esa promesa.
¿Veis? Sus palabras siempre terminan “afectándome”.
Odio todo esto.... Vuelvo a sentirme perdida... completamente perdida...

Cobarde

Tenía el corazón encogido.... mientras me aseguraba que aún no había entendido la razón de este distanciamiento. Estoy seguro de lo que siento; yo no podría vivir sin ti. Sólo necesito un tiempo para “matar” esta angustia, nada más.
Y yo le miraba, callada, porque en el fondo quería gritarle que era y es un COBARDE.

...

Sin futuro..., sin fuerzas..., sin ganas..., sin esperanza..., sin NADA

... pero yo sé que saldré, que encontraré un hueco por el que escaparme y seguir peleando.
Y a todos los que estáis conmigo, GRACIAS... porque sois mi mejor compañía y el lugar al que siempre podré volver para resguardarme. No sabéis aún lo bien que me sientan vuestras palabras...

Caminando...

...

El “trancazo” que tengo me está ayudando a disimular las lágrimas. Pero sí, en realidad, son lágrimas

"..."

Ahora ya ni siquiera me “gusta” escuchar sus historias de madrugada. Me “aburre” su forma de ver las cosas, y ese egocentrismo que rodea cada una de sus palabras. La humildad no es una de sus virtudes, aunque él no haga otra cosa que proclamarla. ¡Mierda!, pienso, no es tan perfecto...”ni tan especial”...
Ayer le dije que ya había dejado de ser justo; este estar sin estar, este querer hoy para rechazarme mañana. No ves que estoy dormido. Esa fue su maldita respuesta. Pero en realidad la maldita soy yo por dejarle entrar en mi casa.

PD: Las comillas forman parte de la terapia

...

Después de una largo fin de semana, alejada de A., creí que estaría preparada para volver al campo de batalla. Esta vez pretendía colarme en primera línea, avanzar, ganar... y olvidar que existió un nosotros. Pero volví a escuchar te quieros, y volví a pensar que de nuevo era posible. Qué estúpida fui....
Y hoy es como si tuviera que ponerme en pie, por quinta vez, y arrancarme las entrañas, y apartar el corazón y jugar a que puedo y quiero ser una (en el fondo no es cierto).

Odio que haga esto... porque él es consciente de que me está “matando”...
Me he prometido a mí misma que no volveré a escucharle...

palabras

Le escuché mientras me decía que no tenía que preocuparme, que él me quiere, que soy la única persona a la que ha sido capaz de echar de menos. No verme, no estar, no contarme... y el dolor. Dijo que no podría estar lejos de mí porque sería como morir en vida. “Me pegaría un tiro” sentenció porque ya estaría muerto...
Siguen siendo sólo palabras...
Le amo... sí, y ayer le escuché con el corazón en un puño, y la garganta partida en dos, pero él tiene que cerrar un capítulo de su vida para seguir en la mía...

Duele, y mucho, pero seguimos caminando...

Lo más difícil (II Parte)

Escuchar su voz al otro lado del teléfono y un te echo de menos y un podemos vernos y un “no tengo nada que pensar” porque sabes que está a punto de empezar a girar la misma puta noria de siempre. Y esta vez no puedo permitírmelo...

Lo más difícil...

No escuchar ruidos detrás de la puerta ni el sonido de las llaves al entrar. Preparar la cena para dos y olvidar que sobra un plato. No reconocerte en el espejo porque siempre te miraste con sus ojos. Dejar de sentir el olor de la pintura al contacto con el agua y el roce de una caricia. Mantenerse en pie aun sabiendo que lo que realmente deseas es quedarte en el suelo y esperar a que alguien te recoja. Darte la vuelta en la cama para abrazar un cuerpo que ya sólo sigue vivo en tus sueños. Y recorrer la almohada con tus dedos para intentar recuperar el calor que antes había entre las sábanas. Y dejar de escuchar el sonido de los pájaros porque ahora los pájaros ya no cantan; sólo escupen y hablan de rencor. Intentar dormir sin cerrar los ojos. Y ducharte a solas, sin que nadie aparezca tras las cortinas para robarte un beso. Y escucharte llorar en la penumbra y no saber qué hacer para pararlo. Encender la televisión y ver la película que siempre le gustó y aquel anuncio que le daba tanta grima. Y sentir que sobra sofá, y cama, y casa...; ahora todo es demasiado grande para alguien tan menudo. Y piensas en tu otra vida, y en ti y en la manera de continuar. Te inventas aficiones porque aquí lo importante, te dices a ti misma, es no pensar. Pero piensas y te miras el maldito corazón y ves sus pedazos. Y entonces te agarras la mano como si tú fueras tu mejor amiga, y te acaricias el pelo... para que regrese la calma. Pero la calma no llega y vuelve a aparecer el miedo, y el dolor, y tiemblas, y gritas, y te retuerces... Los pájaros ya no "hablan"..., y tú tampoco.

Alejamientos

Nos hemos tomado un tiempo. Él se ha tomado un tiempo..., aunque en parte yo le haya obligado a hacerlo. Por primera vez mi corazón ha dejado paso a mi cabeza y he podido pensar... y ver... y valorar. Lo vi claro cuando le pregunté que quería hacer y sólo supo contestar un no sé, vacío, que se me clavó en el costado. Ha llegado el momento de demostrar, de apostar y de implicarse. No es justo que sea sólo yo la que entregue sin condiciones porque en este “barco” deben remar dos. Y ya no valen los “te quieros”, ni los “mi vida”, ni los abrazos...
No sé cuanto tiempo va a durar esto, este alejamiento forzado y forzoso (también necesario). Es probable que le pierda por el camino..., pero entonces sólo descubriré que nada habrá merecido la pena: ni él, ni mi amor, ni mi lucha, ni mis lágrimas...

Estoy mucho más serena de lo que esperaba. Quizás ya he llorado demasiado en las otras partidas y ahora, por fin, estoy preparada para empezar a luchar por mí. También sé que puedo caerme en cualquier momento, desfallecer en medio de la soledad y del recuerdo... pero hoy, aunque esté débil, aunque sufra, quiero intentar sobrevivir...

Él dice que tiene miedo...
Yo estoy literalmente “cagada”.

.....

Regresa la calma, y los te quieros y los abrazos dados con las entrañas. Un no podría separarme de ti en la vida ha conseguido “curar” el dolor y el llanto. Quizás sólo sea una ilusión, pero yo... no sé hacer otra cosa que devolver el abrazo.

Sí, una vez más...

...

El dolor es insoportable...
... hasta quemar por dentro.
Siento un bombeo lento..., una punzada mortal, silencio, pánico...Y MIERDA, ¿sabéis qué?, NO ES JUSTO...

Desde el Infierno

Su cara se transformó en dolor, y su dolor en recuerdos, y sus recuerdos en dudas, y sus dudas en Ella, y Ella en la peor de mis pesadillas. Y me pidió respeto, comprensión, amor incondicional... Habló de ingratitud (mi ingratitud) hacia él y hacia ella. Y yo, en medio del desastre, con el corazón despedazado, volví a caerme. Y sigo ahí abajo, sin poder levantarme ni una sola milésima del suelo. Me exige fortaleza, lucha, entrega, sin saber...y te quieros y nuevas promesas... Pretende que yo me mantenga erguida con un fantasma sobre mis hombros, que sea capaz de pelear hasta el final, aunque le pierda...
Y se niega a entender mi llanto porque son los demás los que sufren...
Y me muero de miedo, y me agarro a esto que es mío, y que nunca será de ella...
Hemos pasado más veces por esto. “Podemos superarlo” sentenció él, y se tumbó en el sofá para hablarme del futuro, del bebé, de la casa... Y yo, aún no sé, como no le mandé a la mierda...

Los próximos capítulos..., desde el infierno

Condenada

Aún no he conseguido cruzar ni una palabra conmigo misma. Cada vez que lo intento mi corazón se retuerce, como si él supiera antes que yo que “esto” va a doler...
Me preguntaba ayer hasta donde llegan los límites, cuánto más seré capaz de ceder y de sacrificar por mantenerme a su lado. Él no lo sabe, pero yo me siento en un puto combate de boxeo continúo. Sin tregua. Sin fin. Y sin victoria.
Sólo me siento fuerte cuando él está a mi lado. Entonces, me miro al espejo y pienso que ha dejado de compensar pero al día siguiente, cuando me levanto y cruzo esta ciudad para llegar a mi oficina, vuelvo a sentir el fuego, la garra, y el dolor de la distancia. No puedo renunciar...

Necesitaba un tiempo...

Dejar de escribir sobre A. y encontrar mi propio espacio. Alejarme de las sensaciones que me produce hablar de él y recuperarme... Ser más fuerte, más valiente, más honesta conmigo misma (también con los demás). Y aún necesitaré un tiempo... Le amo, sí, pero por encima de demasiadas cosas, y eso, tiene que cambiar. Él tiene que empezar a demostrar.. . y yo tengo que encontrar el camino para entenderle. Deshacerme de lo que me hace daño, de sus palabras, de ese tono maldito, de los fantasmas, de su pasado, de ellas... . Entablar una conversación conmigo misma, esa que nunca he tenido, y decidir si puedo, quiero y estoy dispuesta a continuar. Y no, no es nada fácil.

...

Me duele ver el deseo contenido en sus ojos porque sé que no le pertenece a mi cuerpo
Me duelen sus silencios porque en ellos intuyo una despedida
Me duele su aliento cuando sabe distinto
Me duele su tono callado, lejano, sus muecas, sus suspiros
Me duelen sus besos de compromiso y sus abrazos dormidos
Me duele su manera lasciva de mirar otros pechos porque entonces siento que los míos sobran
Me duele su actitud, sus críticas... , y
me duele él porque LE AMO, como nunca imaginé que podría hacerlo

Ayer hablamos de muchas cosas, algunas se quedaron a medias; su conclusión fue que en el fondo sólo se trata de llegar a un acuerdo, de entenderse y de ceder. Tiene razón, lo sé, pero a mí me hubiera gustado un abrazo, un te quiero y una “firma”.

Aquella sonrisa idiota

Quiero que seas mi “mujercita” el resto de mi vida. Y las palabras sonaron, y el corazón se mantuvo en un puño, y me dormí tranquila, serena..., con la sonrisa idiota del que quiere creer que de nuevo es posible.

A todos..., GRACIAS por estar

La mujer que aparecía en el negativo resultó ser M., la misma que vi, medio desnuda, en poses “absurdas” sobre la pantalla de mi ordenador. Sentí otra vez la punzada, la rabia, la ira, la tristeza... Y él agarró la foto que guardaba en su coche y la tiró por la ventanilla. “Te quiero, cielo”... “Sólo fue un café”. Y a mí me queda creerle o no... ; me queda saber que, pasara lo que pasara, él volvió a casa y que yo, de alguna manera, volví a ganar.

Hoy más que nunca, sé que en el amor sobra la cabeza, la razón, la cordura e incluso la verdad...

Primeros pasos

1, 2, 3 ... probando