La vida sin A. por fin empieza a cobrar sentido, y no es por el pasado ni por los viejos amigos que, de repente, vienen a vivir a esta ciudad. Supongo que me he acostumbrado a seguir el camino sin él. Sus silencios, esa es la verdad, me lo ponen fácil. Hace más de tres semanas que no escucho su voz ni sé en qué lugar vive; hoy tampoco me importa. He dejado de estar encerrada en su burbuja y soy capaz de ver todo un mundo al final de mi viaje....
Crucemos los dedos...
viernes, agosto 19, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Cruzo los dedos contigo.
Mua!
Todo es cuestión de seguir adando hacia delante :)
Lo importante no es que estés sin A, siempre has sido tú, lo que pasa que se te había olvidado. Buena suerte, esto empieza a marchar.
Lou
Publicar un comentario