martes, septiembre 27, 2005

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He intentado durante meses vivir sin él. Besar otras manos, recuperar la risa de una tarde entre cervezas y encontrar aficiones en realidad absurdas pero que servían para "matar" mi tiempo. He luchado contra mis sentimientos y he dado golpes a este corazón maldito que se niega a seguir a la cordura. Di un portazo a los recuerdos y adorné mi sitio de nuevos colores. Pero él sigue siendo y estando en mi cabeza (sin remedio). Él sigue susurrando te quieros e inventando futuros. Y de nuevo me quedo a medias... porque vuelvo a engancharme y vuelvo a caer, y esta ha sido la más fuerte; quizás por real, por irremediable, por caprichosa...
Y seguimos..., aunque no tengo ni idea de donde

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... Pensé que volvería. Estaba segura. Nos habíamos visto un par de veces y siempre encontraba ese brillo en sus ojos que valía más que una sola de sus palabras. Había empezado a reorganizar mi espacio para devolver el sitio del que un día se marchó. Quería volverlo a intentar, aunque sabía que no sería nada fácil. Enfrentarme a mi familia era sólo una de las barreras. No me importó; estaba dispuesta a luchar contra todo. Pero a veces, es verdad, la vida se encarga de “jugar” a ser Dios y reinventa nuevos obstáculos, y nuevos muros y más lágrimas. Todo por eso de orden y a una rapidez casi de vértigo. Y eso fue justamente lo que pasó anoche. Los detalles y el porqué de la existencia de un muro casi infranqueable lo guardo para mí porque ni siquiera sé si podría volverlo a repetir sin gritar al destino que es un grandísimo “hijo de puta”. Y aquí estoy... preparada para continuar el camino (sola). En el fondo, es probable que sea yo la que esté ganando la partida aunque tenga la sensación de haberlo perdido todo. En el fondo, es más que probable que sea él el que termine odiando su nueva vida, si es que la tiene y si es que la hay. Pero no quiero mentirme (no aquí), porque todos sabemos que seré yo la que le echaré de menos a cada instante.

Sin salida.....

Le oigo hablar del amor y me encojo de rabia porque no sabe hasta donde puede llegar
Le oigo divagar sobre futuros en los que también aparece mi nombre y le escucho con la devoción de los imbéciles sin remedio.

Y... a veces no sé porqué cojones no me doy la vuelta cada vez que va a empezar a hablar

lunes, septiembre 26, 2005

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Sentí un fuerte dolor en el pecho. De nuevo, mi subconsciente intentaba jugarme una mala pasada. A y los recuerdos; A y aquellas mujeres que un día conocí; A y aquel futuro, y este amor, del que aún no puedo ni quiero librarme.

Pero seguimos, por supuesto... (de eso se trata)

lunes, septiembre 19, 2005

Mi camino


Sé que al final hay un millón de historias que descubrir... y yo ya he dejado de tener miedo

viernes, septiembre 16, 2005

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Esta noche tengo una cita... con mi infancia

miércoles, septiembre 14, 2005

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Hoy me he despertado con una sensación extraña...
Quizás ayer hablé demasiado y escupí alguna que otra palabra subidita de tono. No me siento culpable, tampoco triste. Por fin puedo hablar por mí y de mí porque a estas alturas, sinceramente, me importa un BLEDO agradar a los demás.

martes, septiembre 13, 2005

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Estoy harta de las miradas vigilantes que amenazan con saltar sobre mi cadáver al más mínimo desliz...

Y no quiero que me entiendan, ni que compartan mi dolor; ni siquiera busco en ellos un abrazo. Nadie es dueño de uno; así que ¿por qué tienen que empeñarse en ser dueños de los demás?

martes, septiembre 06, 2005

Mi despedida

Prometió una llamada y un encuentro... y esperé durante horas... Ni siquiera pesaban los segundos; sólo observaba a través de la ventana. Y me quedé allí, quieta, inmóvil, esperando... Al final de la noche arrojé lo poco o lo mucho que quedaba de “nosotros” y me despedí de él, a mi manera y a solas.

lunes, septiembre 05, 2005

Marionetas

Volvía de casa de R. con el corazón enlazado... y su llamada, después de más de un mes de silencio, volvió a colocarme justo al borde del precipicio. Sentí el calor, las nauseas, el mareo... y de nuevo esa sensación maldita de amarle más de lo necesario y más también de lo justo.Tendría que haberle mandado al infierno, pero mi voz no siguió mis pasos y a través del hilo del teléfono se escapó un te quiero inmenso y rotundo que me recordó que aún... sigo estando en sus manos...