viernes, diciembre 02, 2005

Sin piedad…

Eso es lo único que se viene a la cabeza cada vez que pienso él. Una mentira más que vuelve a colocarme en el precipicio, y una vez más que vuelvo a no entender esta actitud. Ir y venir de te quieros absurdos, de promesas que nunca va a cumplir y de te amos inventados que ya saben y huelen a sucio.
Me preguntó porqué esta obsesión y esta manera cruel de quererme; ayer volví a hundirme, pero hoy…, a pesar de no haber recuperado el aliento, almacenaré sus cosas para decirle adiós.

Tú, A., sólo dime a donde te las envío

1 comentario:

Anónimo dijo...

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