martes, abril 26, 2005

"..."

Ahora ya ni siquiera me “gusta” escuchar sus historias de madrugada. Me “aburre” su forma de ver las cosas, y ese egocentrismo que rodea cada una de sus palabras. La humildad no es una de sus virtudes, aunque él no haga otra cosa que proclamarla. ¡Mierda!, pienso, no es tan perfecto...”ni tan especial”...
Ayer le dije que ya había dejado de ser justo; este estar sin estar, este querer hoy para rechazarme mañana. No ves que estoy dormido. Esa fue su maldita respuesta. Pero en realidad la maldita soy yo por dejarle entrar en mi casa.

PD: Las comillas forman parte de la terapia

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