miércoles, mayo 18, 2005

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Hablar de mi fortaleza no deja de ser una estupidez, sobre todo cuando el peso de la pena y la desgana me recuerdan a cada momento que sigo siendo una mujer débil.

Le echo tanto de menos que hoy sería capaz de detener el tiempo y el mundo para recuperarle. Le amo tanto que hoy podría hacer como si no existiera y colarme entre sus carnes para que ellas me devoraran. Quedarme ahí dentro... para siempre.

Él dice que volverá a casa.... y creo que eso es lo único que me mantiene con vida (a veces).

Inevitable..., supongo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es inevitable que lo recuerdes, pero que el motor de este momento tienes que ser tu... Y tranquilizate porque ese grado de absoluta dependencia no es amor. Un beso