
miércoles, diciembre 14, 2005
viernes, diciembre 09, 2005
lunes, diciembre 05, 2005
viernes, diciembre 02, 2005
...
“No podría vivir con nadie que no fueras tú”, y en realidad mentía porque ya estaba viviendo con ella; “Sólo te quiero a ti”, y volvía a mentir porque con quien dormía era con ella…
Y mintió hace dos días cuando me dijo que regresaría a casa, y cuando hablaba de nuestro niño, sin mencionar al otro que tendrá. Y yo estaba dispuesta a pasar por todo… a aceptar el juego. Confiaba en la victoria…
Ayer llamé a su casa de casualidad… y su hermana me confirmó lo que él no ha querido decirme: “Ya no vive aquí, no creo que pueda decirle que has llamado”. Colgué el teléfono y rompí a llorar. El resto os lo podéis imaginar… Y hoy sólo quiero emborracharme mientras empaqueto su ropa, sus pinturas y sus cuadros en una caja… porque la próxima conversación que tenga con él será para despedirme…
Y mintió hace dos días cuando me dijo que regresaría a casa, y cuando hablaba de nuestro niño, sin mencionar al otro que tendrá. Y yo estaba dispuesta a pasar por todo… a aceptar el juego. Confiaba en la victoria…
Ayer llamé a su casa de casualidad… y su hermana me confirmó lo que él no ha querido decirme: “Ya no vive aquí, no creo que pueda decirle que has llamado”. Colgué el teléfono y rompí a llorar. El resto os lo podéis imaginar… Y hoy sólo quiero emborracharme mientras empaqueto su ropa, sus pinturas y sus cuadros en una caja… porque la próxima conversación que tenga con él será para despedirme…
Sin piedad…
Eso es lo único que se viene a la cabeza cada vez que pienso él. Una mentira más que vuelve a colocarme en el precipicio, y una vez más que vuelvo a no entender esta actitud. Ir y venir de te quieros absurdos, de promesas que nunca va a cumplir y de te amos inventados que ya saben y huelen a sucio.
Me preguntó porqué esta obsesión y esta manera cruel de quererme; ayer volví a hundirme, pero hoy…, a pesar de no haber recuperado el aliento, almacenaré sus cosas para decirle adiós.
Tú, A., sólo dime a donde te las envío
Me preguntó porqué esta obsesión y esta manera cruel de quererme; ayer volví a hundirme, pero hoy…, a pesar de no haber recuperado el aliento, almacenaré sus cosas para decirle adiós.
Tú, A., sólo dime a donde te las envío
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